martes, 2 de febrero de 2016

Fin del conflicto e implementación de los acuerdos



Las reformas para la paz, la implementación y la refrendación.



En el punto 3.5. de la agenda Gobierno-Farc el Gobierno Nacional se compromete a revisar y hacer las reformas y los ajustes institucionales necesarios para construir la paz. Si el Gobierno no puede cumplir con este numeral porque los otros poderes públicos no aprueban lo de su competencia sería necesario convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para lograrlo y el Gobierno debiera apoyar y comprometerse con esta alternativa.



El debate sobre el mecanismo de refrendación de los acuerdos, si mediante plebiscito o ANC, tiene que ver con como se desarrolle lo anterior y con cuando es el momento oportuno para esta refrendación. Pretender refrendar los acuerdos sin haberse implementado, o por lo menos antes de que la implementación haya avanzado para hacerla irreversible, es una tontería porque sería como preguntarle al Pueblo si quiere o no esta Paz así acordada. Por supuesto que la gran mayoría del Pueblo quiere la Paz, además de ser un deber y un derecho constitucional, pero para poder saber si la paz acordada si va a ser real, positiva y duradera hay que pasar de las palabras a los hechos. Por eso el momento adecuado para la refrendación debe ser luego de haber avanzado en la implementación lo suficiente para que sea fácil entender que las reformas son adecuadas y su culminación está asegurada; entonces sí el Pueblo puede aprobar mediante un plebiscito; en caso de no aprobación indicaría que las reformas no son suficientes o son inadecuadas y debería revisarlas una ANC. No podemos repetir lo que pasó en Guatemala por falta de prever que hacer si el Pueblo no aprobaba el acuerdo de Paz.



La Constitución del 91 fue muy mezquina con el Pueblo en cuanto impedirle que la reformara con un mecanismo directo, un plebiscito para convocar una ANC por ejemplo, y la cantidad de recovecos para hacer un referendo. El poder constituido, despóticamente, quiso blindarse de “embarradas populares”. Debemos exigir que esto se cambie porque luego de que empecemos a disfrutar de una paz estable y duradera es muy probable que queramos rediseñar, hacerle una reingeniería completa, al Estado colombiano. Cuando la participación política sea potenciada por la aplicación de los acuerdos las masas van a querer revisar todo y deben poder hacerlo. Cualquier reforma constitucional debería ser aprobada por el Pueblo para impedir que se birle su voluntad.



Sobre los territorios para la paz y la implementación de la reforma rural integral.



Colombia importa el 30% de lo que se come y exporta una cantidad equivalente lo cual puede interpretarse como que hay seguridad alimentaria; sin embargo el campo colombiano desmontado produce una décima parte de su potencial. De las 47 millones de hectáreas desmontadas, de un total de 114 que tiene la parte continental del país, se usan 7 para producir alimentos, biocombustibles y otros insumos. 28 millones de reses ocupan 40 millones de hectáreas, que con una semiestabulación sencilla podrían requerir solo 2 o 3 millones, estas son las tierras para el desarrollo rural integral acordado. La mitad de ese desarrollo pueden ser cultivos gigantes empresariales, como la soya argentina, aunque conviene completar el circuito agroecológico y exportar principalmente carnes. Con la otra mitad se debe hacer una reforma agraria de producción familiar y comunitaria.



Las ZIDRES pueden se una solución tanto para el agronegocio como para la reforma agraria si tenemos en cuenta que la mayor parte de los potreros del país se encuentran en zonas que pueden declararse ZIDRES, a excepción de los que rodean los centros urbanos, pero estos pueden ser comprados por los Municipios para: evitar la especulación de las tierras suburbanas, poder planificar la expansión urbana, solucionar el daño de las aguas y el aire ocasionado por la ganadería extensiva y los agroquímicos, y lograr producir alimentos orgánicos minimizando costos, arrendando estas tierras a familias campesinas organizadas. La ley ZiDRES contempla que los ingresos por arrendamiento o concesión deben dedicarse a crear infraestructura y a adquirir tierras para familias campesinas. Parte de esos dineros podrían financiar a los municipios para crear sus anillos de producción limpia y orgánica.



La Insurgencia (FARC, ELN, EPL) crearon para su funcionamiento grandes empresas de economía social, estarían capacitados para administrar ZIDRES y poder cumplir sus propósitos de: apoyar al Pueblo rural protegiendo sus bases, permitir el retorno de desplazados y la reubicación de minifundistas y campesinos sin tierra, y continuar con el trabajo social, político y económico, potenciándolo. Las pocas ZRC aprobadas conviven en territorios de influencia guerrillera y existen de hecho muchas mas ZRC en esos territorios. Cada una de estas ZIDRES podría contar con una ZRC y estaría al servicio de esta. Podrían asociarse a empresas extranjeras de países como China, Rusia e Irán asegurándose mercados, maquinaria, asistencia técnica y construcción de infraestructura. Algunos Insurgentes se dedicarían a participar en política electoral, otros crearían grupos de expertos en seguridad que complementarían la acción primaria de las guardias (indígena, afro y campesina). La mayoría de los guerrilleros pasarían a gestionar estas ZIDRES y las empresas complementarias.



Los principales enemigos del conflicto actual pasarían a ser competidores en la producción agropecuaria y minera ya que las ZIDRES empresariales permitirían superar las economías mafiosas responsables de la guerra sucia, con el concurso de grandes inversionistas nacionales y extranjeros. A mediano plazo se podría producir 5 veces mas, exportando 15 veces mas. Los centros urbanos se beneficiarían de las nuevas cadenas productivas suministrando insumos y servicios, haciendo procesos complementarios y educando a las nuevas generaciones de científicos y técnicos agropecuarios y de las demás profesiones requeridas. Se puede lograr en 10 a 15 años aumentar 10 veces la producción agropecuaria, sin tumbar una hectárea mas de monte y reforestando las micro-cuencas para potenciar nuestro bien mayor: el agua.



El plan maestro sobre el río Magdalena hecho por Hydrochina puede desarrollarse de acuerdo a la reforma rural integral acordada. Una combinación de ZIDRES de la Insurgencia con las ZRC asociadas, las ZIDRES de los empresarios, legales e ilegales legalizados, y la municipalización de las tierras alrededor de los centros urbanos, que contarían con el apoyo técnico y financiero de empresas de EUA, Brasil, China, Rusia, la UE, Irán y otros países. El tren eléctrico desde los llanos orientales hasta Buenaventura, pasando por Colombia (Huila) y Pradera (Valle) con un ramal desde el Huila hasta Salgar (Cundinamarca), mas vías terciarias cortas completarían el transporte interno y para las exportaciones. Debemos hacer planes maestros para las demás cuencas hidrográficas del País.



Con una buena Paz ¡a Colombia no la va a parar nada ni nadie!

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